Salió del trabajo, cruzó el puente, llegó temprano. El salón era un mar oscuro donde el cuerpo sigiloso de Iv arremetió con su luminosa presencia. Eran las 3:40 p.m. Iv se encontraba sentada cuando, de repente, una voz agraciada, dulce y suave atravesó sus audífonos y la transportó al latir de su pecho acelerado y punzante. Era ella llegando a dar su examen final. Su mirada atravesó a Iv como un sable, una rebanada de carne. Ella atinó a saludarla. Iv respondió el que sería el primer y último saludo.
Durante las indicaciones, Iv no dejaba de mirarla. ¿Qué sería una vida junto a esa pequeña de rizos oscuros, sonrisa alegre, ojos dormilones, pero gigantescos, cuerpo delgado y curvilíneo que danzaba mientras caminaba? Iv pensaba en aquella maravilla, pero la intensidad de sus pensamientos era interrumpida por el pasado tormentoso de un amor sin precedentes.
Terminó el examen e Iv salió primero. ¿Esperarla o no esperarla? Cruzaba esta posibilidad por su cabeza, pero finalmente huyó de la gris sensación de ahogo. "El siguiente ciclo no la volveré a ver, así que no habrá vergüenzas que afrontar."- pensó.
Aquel día creía olvidarse de su amor.
Pasaron los días y el huracán de su vida volvió a su mente. Acechándola incansablemente, el amor le invadió de nuevo y los pensamientos y recuerdos no la dejaban dormir tranquila. Extraña su cuerpo sujeto al suyo, la piel blanquecina de sus mejillas rozar con las suyas rosadas, su voz gruesa y masculina, su ideología diferente. Extraña al hombre que emanaba madurez segura en unos años.
Pasaron tres días y comenzaron las clases del último ciclo. El cambio de horario no le sentó bien.
-¿Por que no te cambias de nuevo a nuestro horario? Todas queríamos terminar este ciclo junto a ti.
- ¿En serio? ¿Alguien preguntó por mí?
- *ELLA* y su grupo por ejemplo.
-Hmmm, sospecho la posibilidad de un cambio. Veré si lo hago.
Llegó como de sorpresa y ella había faltado. No había nada nuevo en ese salón. Nada que le llamara la atención a Ivón. Al día siguiente, ella estaba ahí, temprano como siempre, tomando nota de ciertas tareas anteriores.
Finalmente, sus ojos voltearon a los suyos y se dio un encuentro maravilloso. Aquel no era el final de su historia.