viernes, 11 de octubre de 2013

¿Así sería el final?

Como todos los días Ivón fue a clases. Pero no era un día normal. Aquel día se encontraba en la duda sobre su futuro. ¿Ella la estaría esperando? se preguntada mientras veía las horas pasar en el reloj de su computadora. Llegó la hora. El día final: su examen. Con los días aquellos ojos habían pasado de ser una obsesión a una monótona mirada juguetona entre dos personas. Ella la extrañaba con sus ojos e Ivón, hacía lo mismo.

Salió del trabajo, cruzó el puente, llegó temprano. El salón era un mar oscuro donde el cuerpo sigiloso de Iv arremetió con su luminosa presencia. Eran las 3:40 p.m. Iv se encontraba sentada cuando, de repente, una voz agraciada, dulce y suave atravesó sus audífonos y la transportó al latir de su pecho acelerado y punzante. Era ella llegando a dar su examen final. Su mirada atravesó a Iv como un sable, una rebanada de carne. Ella atinó a saludarla. Iv respondió el que sería el primer y último saludo.

Durante las indicaciones, Iv no dejaba de mirarla. ¿Qué sería una vida junto a esa pequeña de rizos oscuros, sonrisa alegre, ojos  dormilones, pero gigantescos, cuerpo delgado y curvilíneo que danzaba mientras caminaba? Iv pensaba en aquella maravilla, pero la intensidad de sus pensamientos era interrumpida por el pasado tormentoso de un amor sin precedentes. 

Terminó el examen e Iv salió primero. ¿Esperarla o no esperarla? Cruzaba esta posibilidad por su cabeza, pero finalmente huyó de la gris sensación de ahogo. "El siguiente ciclo no la volveré a ver, así que no habrá vergüenzas que afrontar."- pensó.

Aquel día creía olvidarse de su amor. 

Pasaron los días y el huracán de su vida volvió a su mente. Acechándola incansablemente, el amor le invadió de nuevo y los pensamientos y recuerdos no la dejaban dormir tranquila. Extraña su cuerpo sujeto al suyo, la piel blanquecina de sus mejillas rozar con las suyas rosadas, su voz gruesa y masculina, su ideología diferente. Extraña al hombre que emanaba madurez segura en unos años.

Pasaron tres días y comenzaron las clases del último ciclo. El cambio de horario no le sentó bien.

-¿Por que no te cambias de nuevo a nuestro horario? Todas queríamos terminar este ciclo junto a ti. 
- ¿En serio? ¿Alguien preguntó por mí?
- *ELLA* y su grupo por ejemplo.
-Hmmm, sospecho la posibilidad de un cambio. Veré si lo hago.

Llegó como de sorpresa y ella había faltado. No había nada nuevo en ese salón. Nada que le llamara la atención a Ivón. Al día siguiente, ella estaba ahí, temprano como siempre, tomando nota de ciertas tareas anteriores. 

Finalmente, sus ojos voltearon a los suyos y se dio un encuentro maravilloso. Aquel no era el final de su historia. 


jueves, 19 de septiembre de 2013

Reencuentro ocular.

Hoy Iv fue a clases como de costumbre. Algo había resultado extraño. 'Los busque incansablemente entre los alumnos asistentes y notarían mi sorpresa, y más la tristeza, por no haber encontrado aquellos bellos ojos tan profundos.' La razón precisamente de que ella los buscara era  para recuperar la esencia del día anterior cuando su ángel buscaba sus ojos delineados hasta el cansancio. 'Hoy no encontré los que me penetraran el alma.'- pensó

Había olvidado la sensación esta tarde. Cuando la llamada de un amigo cubriría su pena con su aliento y apoyo. 

- Habla con ella, al fin y al cabo, no tienes nada que perder...- dijo con sus tres décadas encima.
- Si fuese tan sencillo como decirlo, Pharrell.

Él fue de gran ayuda, finalmente. Iv y él pasaron una tarde - noche amena. Se despidió con un fuerte abrazo de esos que no faltan en un reencuentro de aquellos. Hacía mucho que no se veían. La enseñanza del día: 'Hablale, no tienes nada que perder.'

Caminaba por la noche, bajo la estela brillante de una luna láctea y redonda. La nauseas tras una infección estomacal apremiaban. Corría, ella, sin el mayor reparo de que usaba tacones como todos los días. Esta vez un abrigo negro y una bufanda negra la tenían sujeta al formalismo de su atuendo. Caminaba casi como corriendo cuando una ráfaga de aire la hizo voltear sorprendida y una urgencia la sostuvo de la garganta. Fue una suerte encontrarse sola y que pasara un automóvil cada tanto. Se socorrió en el apuro con un pañuelo que sacó del bolso y recordó la última vez que un hecho similar había ocurrido.

Entonces, vino el recuerdo de Drako, el huracán que resolvió reformar su vida. ¿Sería casualidad que sentada en un parque esperando a que la nausea se desvaneciera recordase que precisamente la noche anterior había soñado con su huracán? Recordó, tristemente, en lo que se había transformado por él. Recordó la noche que la llevó al exceso de su personalidad atrofiada por los amores del pasado.

Siguió con su camino. La luna, allí en lo alto, las estrellas y la noche más despejada colmaron el cielo de un agradable, pero no soportable bochorno típico de la primavera en sus noche iniciales. Caminaba, ella, muy segura de que nadie la seguía, mas el incesante recuerdo la perseguía por las calles algo tibias. De repente, una cerveza le cambio el ánimo y se adentro a la aventura de caminar por las calles de Lima con una lata en la mano, una botella de agua en la otra y un maletín pesado cargado a los hombros. Entonces, la confusión llegó a ella. Los besos de él, los ojos de ella, las caricias de él y las pocas veces que logró tomarle la mano a ella. Se había enamorado de la sensualidad que despedía la chiquilla pequeña de 1.50 metros de estatura y la asombrosa e hiriente frialdad de un hombre alto y delgado cuyos ojos también robaban un suspiro inteligente. La noche no quedó allí, la acompañó hasta su habitación para diluir sus pensamientos en sueños de incertidumbre.

La mañana siguiente, sus ojos oscuros habían vuelto al salón de clase (tarde), pero su mirada era esquiva a la de Iv. Se había vuelto una monotonía. Sin embargo, finalmente habían vuelto a reencontrarse en un universo ocular.


domingo, 15 de septiembre de 2013

Ivón

"Decir mucho con palabras no soluciona nada. A veces un silencio vacío, inhóspito, carente de cualquier emoción o sentido puede traer consigo un infinidad de connotaciones en diferentes situaciones y espacios.  Pero vale más una mirada, la cual supera en una infinidad a un silencio vacío o palabras sumamente redundantes.
Había estado caminando una mañana por el malecón. La brisa del mar me mareaba por momentos. Era curioso darme cuenta que, en ciertas ocasiones, habría deseado con todas mis fuerzas lanzarme a esas olas que chocaban fortísimas contra las pequeñas piedras en la orilla y, de repente, me asustaba la posibilidad de hacerlo sabiendo que terminaría lastimada. Eso era el producto de tanta cavilación.
Había cumplido recientemente un año más de vida. Había conciliado nuevas ideas y proyectos que me hubiesen gustado realizar previos a ese momento, pero me ganaron las ganas de volver atrás y observarme en ese pasado. Había llegado el invierno nuevamente y tras muchas experiencias concluí que había vuelto a nacer. Las cosas que me ocurrían actualmente no se asemejaban en nada a las ya vividas: había vuelto a sonreír, estudiaba con más empeño, hacía lo que realmente me gustaba, aprendí grandes lecciones de vida, me hice más fuerte.
Volteé la mirada y el torso para ver cuanto había recorrido. ¿Él estaba ahí? Lo volvía a ver después de tanto tiempo. Su silueta era borrosa puesto que la neblina no dejaba divisar muy bien la lejanía. Él fue una de las tantas personas con las que había compartido mi vida, mi pasado, mis tristezas. Sin embargo, me definió como "cambiada en todos los aspectos" cuando me vio a los ojos. Ya no sentía lo mismo por él. Ya había pasado a un segundo plano.
Lo dejé en la nebulosa de la playa para subir de nuevo a la ciudad. Lima en esta época es bellísima. Seguí caminando y percibí muchos aromas. Gatos mojados por la lluvia, mi loción corporal después del baño, el humo grisáceo de los buses esparcido por todas partes... Era algo delirante.
Había visto nacer algo dentro de mí. Ya no era la chica de 17 años que caminaba por estas calles miraflorinas con la cabeza gacha y sentimientos bohemios de destrucción. Ahora tenía la cabeza en alto con 19 años encima y un aire de superación. Ya no escribía de la misma forma. Había dejado atrás el dramatismo para fijarme en los pequeños detalles de la vida, en la fotografía como nuevo elemento de expresión. Era tan nuevo todo, otra vez. 
Al volver a casa, me percaté que no había cambiado mucho. Aún peleaba con mis padres por mis horas de llegada, con mi hermana por el orden de nuestro cuarto. Me decidí a dejarlo ahí. Volver a empezar, respirar hondo y seguir. 
Mi vida empieza aquí, en un día normal de mayo, donde Lima se tiñe de gris como casi todo el año, donde las hojas se caen, donde el frío se siente por la ausencia del sol, donde las horas parecen más cortas y los días se hacen mas pequeños. Se acoplan en un pedazo minúsculo."
Bienvenidos al mundo detallista, frívolo, metafórico y mental de Ivon. Para todos ustedes, Iv.

jueves, 12 de septiembre de 2013

En la calle.

"No me podés mentir porque sos tan fiel. Me viste correr, me viste crecer y yo te vi reír. Cuando el cristal se apaga en el mar del alma y que toda esta canción es agonía. Hoy, hoy tal como ayer, desaparecer, es como soñé." Se detiene presionando el botón de pausa. Seguía caminando y no sabía responderme a mi misma porque había detenido una de mis canciones favoritas de Charly García. La cambio por la siguiente y continua " Nos siguen pegando abajo..."

Era un tarde complicada. De repente, pensaba en esa depresión de la que no quería hacer gala. Lo más probable es que termine matándome un día entre letras. Había alcanzado a leer un pequeño fragmento de una revista que iba leyendo un psicólogo en el bus hacia la academia. Sabía que era un médico mental porque lo decía su maletín. Decía así: " En muchas ocasiones, la depresión le sobreviene a la personas que se encuentran entre los 18 a 25 años debido a que no aceptan el cambio de la adolescencia a la juventud. Lo racional sería vivir a plenitud esta etapa; sin embargo, suelen no saber sobrellevar el cambio fortuito. Muchas veces presentan síntomas diferentes tales como..."

Mientras caminaba después de clase y luego de mirar esos bellos ojos profundos tan femeninos que se percataron de los míos, concebí una idea extraña que saltó a mi vista tras ver un accidente vehicular. ¿Por qué debería deprimirme cuando gozo de la magnífica felicidad de darme largos paseos sin sufrir ningún tipo de desenlace como el que veo a mis pies? Soy una mujercita incólume a los efectos del destino porque me propuse desde un inicio vivir en paralelo a la vida del resto, por lo tanto, no hay objeto para una depresión de esas. No lo hay.

Continué mi camino rumbo a mi hogar tras ver demasiada sangre saltando como una enfermedad viciosa de carne hacia mis ojos. No me alteró como al resto, no lo sentí, solo miré y seguí de largo; la indiferencia era la solución perfecta y el remedio, también. Hoy no había música en mi camino. La batería se había descargado por completo. Era preciso hacer mi propia música y cantar no fue una mala opción. Para muchos, caminar por ahí en la vida significa pensar en la monotonía inservible de sus vidas, pero cuando eres espectador y no te afectan las ocurrencias de este mundo, las cosas quizás se hacen más sencillas.

"1, 2, 3, 4... 1, 2, 3, 4..." Marchaba rumbo a casa con los tacones que logré comprar con mi primer sueldo robado. Sí, digo "robado" porque nunca consideré hacer nada bueno por ese grupo de personas que se trataban hipócritamente de hacer amigos cuando en el fondo solo velaban por sus propios intereses. ¿Qué es lo que sucede con las personas cuando se van haciendo adultos y notan que han perdido la mayor esencia de sus vidas: la verdad? Casualmente, para resolver mis dudas, pasaba por la parroquia cerca de la avenida principal. Note fieles arrodillándose a pagar sus culpas cuando la culpa ya había venido incorporada desde que nacieron, es decir, que jamás terminarían por pagarla. Además, la mente les juega esas bromas pesadas de no dejarlos olvidar el pasado. Conmigo lo hace todo el tiempo es así que me ahorro las flagelaciones en un sitio tan público para hacerlo durante las noches contándole mis secretos a la almohada. No por eso dejo de creer en Él.

En fin la noche se aburrió de hacerme pensar y la luna solo me acompañó atravesando mi ventana unas cuantas horas. Mi caminata por la tarde se había hecho amigable con cada paso dado y pensado al azar. Pero lo más importante, quizás, del días fueron esos ojos profundos que buscaron los míos y su necesidad de que la mirara constantemente. Me arrancó una sonrisa.



Charly García en La Casa Rosada. (Cuchillos - Fax U) 

viernes, 1 de marzo de 2013

Lima, evolución.

Music on. Audifonos en los oídos. Alzando el volúmen. Suena Weeked - Wild Child. Saco la cámara. La enciendo. Lima es hoy una musa que inspira cada una de las tomas. Se luce, se ve genial. 



Resulta extraño. La tarde, ella hace que Lima se vean convulsionada de colores cálidos.Se ve tierna y adorable.

De repente, se descontrola...


Se ha vulgarizado. Es rebelde. Se enciende en ella la pasión absurda por el alcohol, la sutileza de su alma la corrompe y convierte en fría, pero seductora. 

Entonces, cuando parece llegar al extremo...


Se tranquiliza por la mañana siguiente cuando todo cobra sentido nuevamente. Cuando las calles se humedecen, cuando el silencio gobierna, cuando la historia vuelve en sí, cuando los aires se tornan fríos... como siempre.


Lima, hermosa en la simplicidad y en el caótico desenfreno de tus idas y vueltas, de tus cambios incesantes, atolondrados, presurosos. Detente, respira. Vuelve a empezar y sabrás que hiciste mal.